Me pregunté como se frenan los tornados, como levantarse de aquella
desolada tempestad. El silencio del océano circundaba y era lo único que
colmaba mi existencia, junto con un par de líos y algunas dudas. Las
agujas seguían marcando el nacer de los días, mis pasos continuaban sin
saber a donde ir y mis fantasmas se acrecentaban ¡Tanto nubarrón en aquel
camino de viejas andadas! Era canción tu voz y esta del otro lado del
camino, ese que no me animo a afrontar. Pensaba que si pudiera contra la tempestad,
al fin la
música de los latidos del corazón lograrían encender la máquina de las
mil y un batallas, ojala funcione y se encuentre con las armonías de tu color.